Para instaurar un estado democrático se
necesitaba un pueblo alfabetizado.
Fue la de la II República una escuela en
la que se educó a los niños atendiendo
a su capacidad, su actitud y su vocación, no a su situación económica. La
educación pública recibió financiación para ello, y eso era algo que la escuela
privada miró con recelo. Todo
tenía el aroma pedagógico de la Institución Libre de Enseñanza, que fue el
soporte intelectual en el que se apoyó la República.
Se debe resaltar, junto a la creación de escuelas, la formación de los maestros, la gratuidad de la enseñanza y el carácter social de la educación, el importante papel jugado por las Colonias Escolares: Antes que educar, la República se vio obligada a dar de comer a los niños. Incluso a vestirlos. Había cantinas y roperos escolares y cobraron fuerza las Colonias Escolares que ya antes había puesto en marcha Bartolomé Cossío. Los niños viajaban al mar o a la montaña. Hacían deporte, se divertían. Pero, sobre todo, comían. "En 15 días algunos ganaban hasta cuatro kilos de peso", dice la doctora en Historia Consuelo Domínguez, que ha estudiado con detalle el tema.
Se debe resaltar, junto a la creación de escuelas, la formación de los maestros, la gratuidad de la enseñanza y el carácter social de la educación, el importante papel jugado por las Colonias Escolares: Antes que educar, la República se vio obligada a dar de comer a los niños. Incluso a vestirlos. Había cantinas y roperos escolares y cobraron fuerza las Colonias Escolares que ya antes había puesto en marcha Bartolomé Cossío. Los niños viajaban al mar o a la montaña. Hacían deporte, se divertían. Pero, sobre todo, comían. "En 15 días algunos ganaban hasta cuatro kilos de peso", dice la doctora en Historia Consuelo Domínguez, que ha estudiado con detalle el tema.
Pero ¿qué ocurría con los millones de
analfabetos del país, mayoritarios entre la clase rural, que suponían el 44 % de
la población?
Lo más revolucionario que puede
hacerse, después de facilitar alimentación, fueron aquellas Misiones
Pedagógicas de cuyo patronato fue también presidente Cossío, y que
todavía recuerdan los más viejos de los pueblos. En destartaladas camionetas
llegaron a las aldeas perdidas bibliotecas itinerantes, proyecciones
cinematográficas, teatro, museos ambulantes... El 70% de los hombres eran
analfabetos; mucho más las mujeres. En aquellas Misiones Pedagógicas se
embarcaron grandes poetas, afamados escritores y maestros con su corbata y
maletín a los que los lugareños recogían en burro donde las camionetas ya no
tenían acceso.
Este nuevo reto para la II República se afrontó con la creación del Patronato de Misiones Pedagógicas, siendo Presidente de la República Niceto Alcalá Zamora, y Ministro de Instrucción Pública Marcelino Domingo, por decreto de 29 de mayo de 1931, con el encargo de «difundir la cultura general, la moderna orientación docente y la educación ciudadana en aldeas, villas y lugares, con especial atención a los intereses espirituales de la población rural».
Este nuevo reto para la II República se afrontó con la creación del Patronato de Misiones Pedagógicas, siendo Presidente de la República Niceto Alcalá Zamora, y Ministro de Instrucción Pública Marcelino Domingo, por decreto de 29 de mayo de 1931, con el encargo de «difundir la cultura general, la moderna orientación docente y la educación ciudadana en aldeas, villas y lugares, con especial atención a los intereses espirituales de la población rural».
Basándose en las propuestas que hizo, en
1881, Giner de los Ríos, las Misiones Pedagógicas ofrecían el servicio de
biblioteca, el museo del pueblo, el cine, el coro y el teatro del pueblo, con
su sección de música y su retablo de fantoches. Se intentó que funcionara en su
época, pero fracasó, debido a la oposición de los propios aldeanos, no
llevándose a cabo hasta la llegada de la República.
¿Cuáles eran sus
funciones?:
A) Fomentar la cultura general mediante bibliotecas populares,
organización de lecturas, sesiones cinematográficas para conocer otros pueblos,
sesiones musicales de coros y orquestas, audiciones por radio, exposiciones de
arte con museos circulantes.
B) Orientación pedagógica con visitas a escuelas para conocer su
situación con la posterior celebración de una semana o quincena pedagógica y
cursillos para maestros, en los cuales les muestran o enseñan cómo dar clases a
los niños y los materiales de los que disponen.
C) Cultura ciudadana, se celebraban reuniones con principios
democráticos de los pueblos modernos para revisar la estructura del estado y
sus poderes.
La Comisión Central y la Comisión
Provincial debían estar formadas por personas cualificadas en la enseñanza
y fuera de ella. Los gastos de los servicios y material corrían a cargo del
Ministerio de Instrucción Pública.
Todo
este grandioso proyecto cultural se apoyaba, según Tuñón de Lara, en dos principios irrenunciables:
1º,
el derecho por igual a acceder a los bienes de la cultura
2º,
la importancia determinante de los valores culturales para construir una
alternativa de sociedad capaz de resolver la crisis española.
Hay que hacer justicia a la
extraordinaria actividad pedagógica, cuyo objetivo era liberar a la España
rural del caciquismo y del oscurantismo que había hecho permanecer al pueblo en
la ignorancia. El propio nombre elegido de Misiones
suponía una intención liberadora; se
trata de dotar al misionero de una función laica no ligada al control de las
conciencias que había ejercido la Iglesia en la educación.
Pero no todo el mundo estaba de acuerdo
con la Constitución.
Hubo un sector de la población que se vio seriamente
afectado: la Iglesia. Así, una vez
aprobada la Constitución, el 1 de enero de 1932, la iglesia jerárquica española
daba a conocer una pastoral colectiva en la que se rechazaba ésta, afirmando
una vez más, su derecho a enseñar y el
de los padres a la elección de los centros docentes que estimaren convenientes para la educación de sus
hijos. A tal punto llego la situación, que se produjo una “guerra escolar”
entre los partidos de la enseñanza confesional y entre los que propugnaban la
enseñanza laica, guerra que tuvo su momento álgido en la intervención directa
de la Santa Sede, con Pío IX. Fue la primera vez que la educación en nuestro
país enfrentaba formalmente al Estado español y a la Iglesia de Roma. Aprobada
la Constitución, al ministro Fernando de los Ríos le tocó lidiar con la reforma
más drástica y conflictiva: la disolución de la Compañía de Jesús; a las
órdenes religiosas se les prohibió impartir enseñanza mientras a los maestros
se les "libera" de la obligación de dar doctrina religiosa en clase.
El papa Pío IX |
Fernando de los Ríos |
¿Estaba o no preparada España en esa
época para estos cambios? Quizás no lo estuviera totalmente, pero eran
necesarios para poner a nuestro país en el camino del progreso, para intentar
alcanzar al resto de países europeos… y si esta política de sustitución de la
escuela religiosa en escuela laica fracasó, fue porque los colegios de las
órdenes religiosas fueron formalmente puestos en manos de seglares, de manera
que adoptaron legalmente otra titularidad, pero que eran lo mismo, unos
colegios privados a los que se permitió fijar su ideario y cuyo número, en
1935, era mayor que en 1931.
En las filas conservadoras se criticaba a
la escuela unificada, alegando que se había cedido el monopolio educativo al
estado, pero lo que se había hecho con el cambio era convertir la enseñanza en
una educación sin escalones, que permitía un camino fluido y continuo desde
unos niveles a otros.
Durante el bienio azañista, se pudo llevar a término la ley, que con tanto
esmero se concibió, como la solución al déficit educativo en el país. Se
continúo con la labor de renovación de la Enseñanza Primaria y la construcción
de escuelas, promulgó decretos para aligerar los plazos y los procedimientos de
colaboración entre el Estado y el municipio, a crear prototipos de edificios
escolares para cada región geográfica y mejorar la financiación de estas
construcciones.
Se reguló otro aspecto de la Enseñanza Primaria:
la Inspección. Mediante el decreto
de 2 de diciembre de 1932, se aportó una concepción mas moderna de ésta y se
hizo del inspector un especialista técnico-pedagógico, un consejero y un
orientador del maestro.
De igual manera ocurrió en la Enseñanza Media
mediante el decreto de 30 de diciembre del mismo año.
Las siguientes elecciones fueron ganadas
por la C.E.D.A, (coalición formada por los
radicales de Lerroux y por los católicos de la CEDA de Gil Robles). La mujer estrena el voto femenino y la
derecha -la CEDA de Gil Robles- llega al poder. Los progresistas verán cómo se
va destejiendo parte del sistema diseñado durante el tiempo de gobierno de quienes se llamaron a sí mismos "bienio rectificador".
Se dio marcha
atrás en muchos de los planteamientos educativos laicos del anterior gobierno.
En la enseñanza primaria, se inició un descenso en las construcciones escolares
y un debilitamiento creciente de la reforma pedagógica. Se prohibió la coeducación
en las escuelas primarias, a lo que, conjuntamente, le siguió una
intensa acción para conseguir erradicarla en las escuelas normales. También
este retroceso afectó a la enseñanza universitaria. Muestra de ello es la
extinción de la representación estudiantil en los claustros, juntas de gobierno
y juntas de la facultad. Durante los dos años que estuvo en el poder la derecha, no se siguió
adelante con el proyecto educativo del 31; por el contrario, la política
docente se encaminó a frenar las anteriores medidas.
Las terceras elecciones de la República,
en febrero de 1936, dieron la victoria al Frente Popular, alianza de partidos y
organizaciones de izquierdas. A pesar de que entre sus promesas electorales se
incluían profundas reformas educativas, el alzamiento militar, que trajo
consigo la guerra civil y el punto final a la República, no permitió su puesta
en práctica.
El 18 de julio de 1936 comienza la guerra
civil española con el alzamiento militar del general Franco. A pesar de ello, diversas instituciones republicanas continuaron con el gran esfuerzo por la cultura y la lectura popular. Todas ellas promovieron un desarrollo educativo y cultural que, en su conjunto, dio lugar a un movimiento educativo de gran magnitud que no ha sido superado.
Con la II República había sonado la hora
de la enseñanza. Había sido llamada por algunos “república de profesores”
porque puso en marcha un programa de reformas que, aún hoy en día, nos
sorprende por su envergadura y por el tesón que se puso en sostenerlas. El gran
pedagogo Rodolfo Llopis, que fue uno de los ministros de Instrucción Pública,
dijo “No hay revolución alguna que no haya desembocado en una reforma escolar”
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