martes, 18 de junio de 2013

LA VOZ DE ALFONSINA RESISTE EL PASO DEL TIEMPO


Tal Lao fue el pseudónimo con que Alfonsina Storni hizo sus primeros pinos como poetisa.
Argentina de adopción, pues nacida en Suiza (1892), llegó con cuatro años a la tierra de promisión, llevada  por sus padres, que huían de las estrecheces económicas a que se vieron reducidos tras un período de bonanza en su tierra natal.

"A los doce años escribo mi primer verso. Es de noche; mis familiares ausentes. Hablo en él de cementerios, de mi muerte. Lo doblo cuidadosamente y lo dejo debajo del velador, para que mi madre lo lea antes de acostarse. El resultado es esencialmente doloroso; a la mañana siguiente, tras una contestación mía levantisca, unos coscorrones frenéticos pretenden enseñarme que la vida es dulce. Desde entonces, los bolsillos de mis delantales, los corpiños de mis enaguas, están llenos de papeluchos borroneados que se me van muriendo como migas de pan"

La neurastenia y el alcoholismo de su padre, Alfonso Storni, la acompañó durante sus primeros años, y a la muerte de su progenitor "perdido en sus vapores" comenzó su duro trabajo.

Alfonsina Storni en su juventud

La madre,Paulina, abrió una escuela domiciliaria y después abrió el "Café Suizo" donde Alfonsina atendía las mesas y lavaba platos con sólo 10 años, pero el proyecto fracasó, y las mujeres hubieron de trabajar como costureras a domicilio, para, después, emplearse Alfonsina en una fábrica de gorras.
Pero la futura poetisa ("Me llamaron Alfonsina, que quiere decir dispuesta a todo"quiso salir de ese ambiente, llevando a la realidad su sueño de ser actriz, y con sólo 15 años realizó una gira de un año en la compañía de José Tallavi.

Esta experiencia le puso en contacto con los dramaturgos clásicos y, a su regreso, escribió su primera obra de teatro.
Para entonces, su madre se había vuelto a casar, y Alfonsina decidió estudiar la carrera de maestra rural.
No quedaron en sus textos demasiadas huellas de esta experiencia, pero sobreabundan los elementos que permiten reconocer en ellas la sensibilidad de las maestras de su época; y éste es uno de los rasgos más delicados de su obra.

Inicia sus carrera docente al tiempo que publica sus primeros poemas, y a los veinte años, próxima a ser madre, llega a Buenos Aires, donde deambula en busca de trabajo en diversas oficinas, trabaja como cajera en una tienda, y consigue una cierta estabilidad con su trabajo como "corresponsal psicológica" en la Casa Freixas Hnos.

"Estoy encerrada en una oficina; me acuna una canción de teclas; las mamparas de madera se levantan como diques más allá de mi cabeza; barras de hielo refrigeran el aire a mis espaldas; el sol pasa por el techo pero no puedo verlo; bocanadas de asfalto caliente entran por los vanos y la campanilla del tranvía llama distante. Clavada en mi sillón, al lado de un horrible aparato para imprimir discos, dictando órdenes y correspondencia a la mecanógrafa, escribo mi primer libro de versos. Un pésimo libro de versos. ¡Dios te libre, amigo, de "La inquietud del rosal"! pero lo escribí para no morir".

Inicia en "La inquietud del rosal" una poesía en que expresa sus deseos como mujer y describe su condición de madre soltera sin ningún complejo.
Este libro no tuvo muy buena acogida, pero vino después una serie de obras, en prosa y en verso en que va mostrando su madurez literaria.

Dejó su trabajo a raíz de algunas críticas de sus jefes, que no veían bien que trabajase allí la escritora de un libro que rozaba los límites de la inmoralidad. 

Su prosa es feminista, ya que busca en ella la igualdad entre el hombre y la mujer, y además, posee una originalidad que cambió el sentido de las letras de Latinoamérica.

La poesía no daba para vivir, y hubo de buscar nuevo trabajo.



Cuando en 1917 es nombrada maestra directora del internado Marcos Paz, ya tiene numerosos amigos en el mundillo literario porteño. En la medida en que fue evolucionando, creciendo literariamente, también lo hizo la estimación intelectual que los integrantes de los diferentes círculos literarios sentían hacia ella, hasta descubrir un día que se hallaban ante una auténtica poeta.
En marzo de 1918, los nervios la obligaron a dejar su puesto de directora y volvió a entrar en los círculos literarios.

A lo largo de "El dulce daño" circula la historia espiritual femenina que parte de la comunión y frescura de la esperanza para concluir en el reclamo de la perdida pureza ("Que mis manos se vean bellamente cubiertas/por capullos de rosas y por rosas abiertas"); las metáforas insisten una y otra vez; sorprende la afirmación de lo corporal en todo el libro: tocar, beber, sentir... Las palabras se corporizan impetuosamente. El afán de sinceridad es perceptible: ("Hice el libro así: gimiendo, llorando, soñando, ay de mi").

Por entonces, Alfonsina trabaja en la escuela de niños débiles mentales del Parque Chacabuco como celadora, da clases de declamación y recitales en entidades populares y en las bibliotecas del Partido Socialista, colabora en diferentes revistas con poemas y artículos literarios e impartió conferencias en Buenos Aires y Montevideo.

Colaboradora de revistas como "Caras y caretas", "Nosotros", "Atlántida" o "La nota" y de periódicos como "La Nación", compartió la vida artística y cultural del grupo "Anaconda" (con Horacio Quiroga y Enrique Amorín), y obtuvo varios premios literarios.
Fue durante la década de 1930 cuando viajó a Europa y tomó contacto con Federico García Lorca y Ramón Gómez de la Serna, participando en el grupo "Signos" y en 1938 participó en el homenaje que la universidad de Montevideo rindió a a las tres grandes poetas americanas: Juana de Ibarbourou y Gabriela Mistral, junto con la propia Alfonsina.

Tres mujeres que pagaron, con la vida o la felicidad, su entrega a la poesía
Su condición de madre soltera no era aceptada por la sociedad de su época, pero ello no impidió el reconocimiento por sus valores literarios, siendo considerada como una de las mayores entre las escritoras y escritores de su tiempo, tras una trayectoria literaria que, desde el romanticismo, fue evolucionando hacia la vanguardia y el intimismo propio del Modernismo, siendo su rasgo más característico su feminismo combativo.


Entre sus obras más importantes podemos destacar:

  1. Dos farsas pirotécnicasBuenos AiresCabautTeatro.
  2. La inquietud del rosalBuenos AiresLibrería de La Facultad1916Poesía.
  3. El dulce dañoBuenos AiresSociedad Cooperativa Editorial Limitada1918Poesía.
  4. IrremediablementeBuenos AiresSociedad Cooperativa Editorial Limitada1919Poesía.
  5. LanguidezBuenos AiresSociedad Cooperativa Editorial Limitada1920Poesía.
  6. OcreBuenos AiresBabel1925Poesía.
  7. Poemas de amorBuenos AiresPorter1926Poesía.
  8. Mundo de siete pozosBuenos AiresTor1934Poesía.
  9. Mascarilla y trébolBuenos AiresMercatali, Impr.1938Poesía.
  10. Entre un par de maletas a medio abrir y Las maneciBuenos AiresEdiciones Católicas Argentinas, Tall. Graf. De1939Discurso/Conferencia.
  11. Teatro infantilBuenos AiresR.J. Roggero1950Teatro.
  12. Cinco cartas y una golondrinaBuenos AiresInst. Amigos del Libro Argentino1959Miscelánea.
  13. Obra poética completa. Poesías completasBuenos AiresSela1968Poesía.

En 1935 se le descubre un tumor en el pecho izquierdo, es operada, y su estado de ánimo la lleva a eludir a los viejos amigos.
Alfonsina se retrae y apenas sale a la calle. vive sus últimos años atemorizada por la muerte.
El suicidio de Horacio Quiroga, en 1937, la impresiona vivamente y, a la vez, funciona como una anticipación.

Publica sus últimos poemas en "La Nación". Tres días antes de su muerte, acosada por el dolor, envía, desde una pensión solitaria de Mar del Plata, su soneto "Voy a dormir". Luego, una noche, se interna en el mar. Su cuerpo es rescatado a la mañana siguiente, la misma en que su último poema sale publicado.
Fue el martes, 25 de octubre de 1938.

En su memoria, Ariel Ramírez y Félix Luna compusieron esta canción, que tantas veces habremos oído de labios de Mercedes Sosa:

Por la blanda arena
Que lame el mar
Su pequeña huella
No vuelve más
Un sendero solo
De pena y silencio llegó
Hasta el agua profunda
Un sendero solo
De penas mudas llegó
Hasta la espuma.
Sabe Dios qué angustia
Te acompañó
Qué dolores viejos
Calló tu voz
Para recostarte
Arrullada en el canto
De las caracolas marinas
La canción que canta
En el fondo oscuro del mar


La caracola.
Te vas Alfonsina
Con tu soledad
¿Qué poemas nuevos
Fuiste a buscar?
Una voz antigua
De viento y de sal
Te requiebra el alma
Y la está llevando
Y te vas hacia allá


Como en sueños
Dormida, Alfonsina
Vestida de mar.
Cinco sirenitas
Te llevarán
Por caminos de algas
Y de coral
Y fosforescentes
Caballos marinos harán


Una ronda a tu lado
Y los habitantes
Del agua van a jugar
Pronto a tu lado.
Bájame la lámpara
Un poco más
Déjame que duerma
Nodriza, en paz
Y si llama él
No le digas que estoy
Dile que Alfonsina no vuelve
Y si llama él
No le digas nunca que estoy
Di que me he ido.
Te vas Alfonsina
Con tu soledad
¿Qué poemas nuevos
Fuiste a buscar?
Una voz antigua
De viento y de sal
Te requiebra el alma
Y la está llevando
Y te vas hacia allá
Como en sueños
Dormida, Alfonsina
Vestida de mar.


Monumento a Alfonsina Storni



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