EDUCACIÓN: UN PROBLEMA SIN RESOLVER
Hace
unos años expresé, durante una conversación, mi opinión de que el origen de la
mayoría de los problemas de este país reside en que, previo a la
democratización del acceso a los bienes de consumo debía haberse dado el acceso
a la educación.
Uno
de mis interlocutores me respondió, mientras otros me miraban con expresión
entre incrédula y sorprendida que cómo decía eso cuando nos encontrábamos en
una época en que estudiaba más gente de la que nunca lo había hecho hasta
entonces.
Hoy
continúo convencida de mi afirmación, quizás aún más de lo que lo estaba
entonces, y a la vista de la actual situación, no dejo de repetirme que si las
diferentes políticas educativas del Estado Español a lo largo del último siglo
hubiesen sido diferentes, quizás hoy nos encontraríamos en una situación
considerablemente mejor a la actual.
Quiero
destacar que me he referido al último siglo, no a los últimos treinta años, al
contrario de lo que se suele hacer al analizar estos temas. Porque se habla
mucho de la manera en que durante la etapa de la democracia los distintos
sistemas educativos se han establecido en función de las diferentes ideologías
representadas por los dos diferentes partidos políticos que han gobernado, y si
desde la izquierda las movilizaciones actuales en contra de la LOMCE inciden en
que se trata de una ley partidista que no mejora la calidad educativa, que es
segregadora y anula la participación, desde la derecha se recurre a la LOGSE
para justificar los malos resultados del informe PISA.
ECHA
LA CULPA A LA LOGSE:
Sí,
echa la culpa a la LOGSE para justificar lo injustificable: la aprobación de
una ley que no considera la Educación como un derecho fundamental, que
profundizará en las desigualdades del alumnado y establece una enseñanza
obligatoria que no será igual para todos los estudiantes. Y para justificar la
sinrazón echamos mano de los patéticos resultados del informe PISA y le echamos
la culpa a la LOGSE.
Si,
echa la culpa a la LOGSE… ¿Y por qué no echarle la culpa a la LODE y la LRU, a
la LOCE o la LOPEG? ¿Y por qué no echarle la culpa a leyes anteriores, como la
LGE o la Ley Moyano?
¿Cuándo,
por fin, ostentará el poder un gobierno para el que la educación sea una
prioridad, y no un arma arrojadiza que utilizar contra el gobierno anterior?
¿Cuándo se llegará a un acuerdo educativo entre las principales fuerzas políticas?
No le
echemos la culpa a la LOGSE, ni a la LODE, ni a la LOCE… echemos la culpa a la
incapacidad de las clases dirigentes, y acerquémonos al verdadero origen del
problema.
1969: “EL LIBRO BLANCO”
Me encontraba cursando los estudios de Magisterio cuando oí hablar
por primera vez de la Ley de Villar Palasí.
Era el 1969 y nos tocó estudiar el denominado “Libro blanco”, en el
que se hacía un análisis del sistema educativo y los recursos de que se disponía.
La Ley General de Educación y Financiación de la Reforma Educativa
de 1970 (ésa fue su denominación) mostraba una ambición pedagógica: nuevas
metodologías, nuevas asignaturas, mayor calidad educativa… y un intento real de
que para los futuros estudiantes fuese realidad la igualdad de oportunidades.
El ministro Villar Palasí |
Para quienes nos habíamos educado bajo el régimen franquista supuso
una auténtica revolución, y el entusiasmo con el que los/las docentes de la década
de los setenta nos entregamos a nuestra tarea no pudo ser eclipsado por los
recelos de quienes continuaron anclados en el pasado y rechazaron la reforma
por lo que suponía de atentado a “lo que siempre se había hecho”, ignorando
que, lo que hacían, no era lo único que, hasta entonces, se había hecho, puesto
que antes que aquélla, se habían llevado a cabo en nuestro país otras muchas e
importantes reformas.
Lo bueno había sido la manera en que, antes de la intrusión de la
educación franquista, cada reforma acometida por los diferentes gobiernos,
generalmente había partido de la base de las reformas anteriores, aprendiendo
de sus aciertos y tratando de enmendar los errores.
Me gustaría ser capaz desde estas páginas de dar una breve visión
de algunas de las reformas de nuestro sistema educativo a lo largo del tiempo,
destacando los aciertos de cada una de ellas, aunque no sé si sabré hacerlo.
De todos modos, voy a intentar, a partir de hoy, ir introduciendo
periódicamente nuevos capítulos a este análisis de nuestro eterno problema: el
sistema educativo que nos ha tocado padecer. No sé si lo conseguiré.
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